Y si, más que obvio. No ibas a venir. Igualmente, se va desgastando cada vez más mi ilusión de verte sonreir junto a mi. No quiero perder las esperanzas, pero no me está quedando otra alternativa, ¿sabés?
Bueno... Sí, no quiero. No quiero pelearme con vos, ni quiero que sea un punto final. No, me rehuso.
Entonces, el viernes pienso recibirte de cualquiera de las maneras que me ofertes al momento.
Ya sea un abrazo, un beso en la mejilla, un beso de novela. No me importa. Yo sé que va a ser un momento para los dos, para mí, para vos, nosotros juntos.
Y aunque vos tengas tu "novio" o no sé, no sé, sentate al lado mio.
Tiremonos a ver la película, reite con esa sonrisa HERMOSA que tenés, abrazame, pensá en la posibilidad de besarme (otra vez), y no te preocupes, esa película también me hace emocionar. Hablame, hablame, hablame mucho. Quiero recordar tu voz, no quiero olvidarla nunca. Pienso escuchar con cariño cada palabra que digas.
Soy quien soy, no preciso identificación. Sé bien de donde vengo y donde voy, porque soy lo que soy, y no quien quieras vos. Sé de donde vengo, sé donde voy por eso se donde estoy,
y no me avergüenza lo que soy. Sé cual es mi lugar, y a donde pertenezco, lo que no me corresponde y lo que merezco. Soy sangre de mi sangre, y soy mis costumbres, soy mis hábitos y códigos y mis incertidumbres. Soy mis decisiones y mis elecciones.
Soy mis acciones, solo y en la muchedumbre. Soy mis creencias y mis carencias,
soy mi materia y mi esencia.
Soy mi presencia y mi ausencia, mi conciencia y mi apariencia. Soy mi procedencia. Soy mi herencia y mi experiencia.
Soy mi pasado y mi vigencia
y esa vivencia es la referencia que con otros me une y me diferencia. (♫)