Lloro porque le creí, porque confié en sus palabras, simplemente en él, en lo que creí que era sincero porque no lo decía cualquiera.
Y sabía que yo sentía algo desde hace tiempo, se lo dije clarito y con mucha vergüenza el año pasado, un día que tomé coraje, valor, y me salió la sinceridad más pura de adentro de mi ser: Me gustás de verdad. Por dentro y por fuera. Me hace sonreír el solo hecho de verte.
Me prometió una respuesta a todo lo que yo pensaba. Una respuesta que esquivó días y días, a todo momento, mientras dejaba que mi ilusión crezca. Y llegó un momento que dejé de esperar y simplemente lo dejé pasar, porque me estaba haciendo mal eso de "no saber lo que piensa".
Pasó el tiempo.
Pasaron mil cosas que no tuvieron conexión alguna con él y yo.
Pasó el invierno.
Nada.
Nada.
Nada.
Un día volvimos a hablarnos. Y volvió a surgir el tema porque "oh! casualidad" buscábamos lo mismo en una relación: La lLibertad, basada simplemente en la confianza. Y pensamos que podríamos estar juntos. Ok. Resaltamos que no iba a ser una boludéz, no. Y volví a las ilusiones locas. Me sentí felíz otra vez. Emocionada.
A pesar de que eran unos días intensos, intenté hacerme un lugarcito en la agenda para verlo. Cuando le decía, justo él no podía, había arreglado otras cosas. (Aunque en realidad inventaba excusas para no cruzarnos antes de irnos de vacaciones. No era sincero conmigo, la verdad era que no quería verme pero no quería decirmelo.)
Y yo le creía lo que me decía, que realmente estaba ocupado. Pero lo dejé pasar, le tenía confianza y cariño.
Además pensaba queseguramente en las vacaciones nos veríamos... Soñé caminar tomada de su mano.
Y nos fuimos. Él se fue, yo me fui.
Y un día caminando rapidito por la calle, lo encontré. Me saludó como si fuese el vecino. -Hola.
Me sentí triste, fue una decepción. Pero no me dolió tanto porque creí que su personalidad era así y que simplemente colgaba. Además tenía fe en que bueno, "son vacaciones" y todo iba a estar bien y ser lindo para cuando estuviesemos de nuevo en nuestras casas. Volé más que Harry Potter.
Volvió, volví.
Le hablo para saber como estaba (realmente me importaba que me diga que me diga que todo estaba bien) e inmediatamente me dice que tiene algo para decirme.
Tomé mi postura positiva, hasta me alegré porque creí que era algo bueno. Pero era el principio del (siempre presente) fin:
-"Ando con una chica"
Fue un golpe total. Una sacudida. Una realidad.
Completamente inesperado.
No lo esperaba de él. Confiaba en él, creía en él.
No sentí más que una decepción terrible.
Y hoy, al darme cuenta que es una realidad, y que tengo que resignarme (y la puta madre que lo parió) a que es así, su realidad es de esta manera y no me incluye, que mis esfuerzos fueron en vano, que sus palabras fueron puras mentiras, y que en realidad no tuvo el valor suficiente para decirme: "Todo bien, pero no quiero verte".
Ahora sale a la luz que su personalidad no era como yo creía, porque lo estoy leyendo, y me hace llorar el ver que es así. Esas cosas que yo creía que no se las decía a nadie, se las dice a ella. Ella tan adolescente y fresca. Le dice todo lo que a mi me hubiese encantado mil veces que me diga. Hubiese amado que me abraze, que duerma la siesta abrazado a mi, que me quiera ver y que me diga cuanto me quiere.
Me siento terrible.
Un abrazo, una caricia, un aliento, una compañía (un más que amigo/a), eso habíamos dicho en un primer momento. Coincidíamos perfectamente. ¿Que pasó con todo eso? Se derrumbó. Hoy me derrumbo.
Es él una persona que me llena totalmente y que creí que podíamos compartir estas cositas que para mi son importantísimas, porque me hacen felíz. Y lo hablo en presente. Va a ser difícil dejar de pensarlo como "lo que podría ser". Pero no me queda más remedios que aceptarla. Ya pasaron las expectativas, esta es la realidad. Dolorosa, y la tengoque pasar.
Perdí otra parte de mi alma.
No hay más nada que decir.
