Pero no, no puede ser. Son completamente diferentes, no pasé las mismas cosas con ellos, ni fueron un mismo tiempo, ni la misma "etapa" de mi vida, no hacen las mismas cosas, ni tienen rasgos parecidos, ni me gustaron los dos por algo que tienen por igual, o similar.
Otra vez, típico en mi. Otra vez me pasan estas cosas. Otra vez la manifestación de angustia, de temor, de dolor, de una felicidad bastante rebuscada, eso que para mi es felicidad. Hay algo que mi inconsciente quiere que trabaje, que lo libere, para hacerme más fuerte. Lo que, justamente, no es nada fácil. O al menos para mi no lo es.
Y agh, estoy bastante susceptible. A las palabras, a los gestos, a las charlas, a una canción en particular. Creo que tengo que tomar fuerzas y superar yo sola este tiempo movido, de cambios, de puntos (finales, tal vez), de decisiones importantes. Este cambio de rutina, este odio contenido, esas ansias de cruzar a aquella persona en algún lado llevando mi corazoncito que late fuerte en mis manos, estas ganas mañaneras de que desaparezcas del mundo, el temor a quedarme sola por mi propio egoísmo, los nervios, el rejunte de asquerosas emociones, mi maldad y tu bondad, las ganas de entender que pasa en tu cabeza y el terrible miedo a avanzar, porque tengo miedo ¿sabés? de que las cosas cambien. ¡Y yo no quiero perderte, mi pequeña alegría!, esta iniciativa de cambio con gente que se va para siempre y gente que nunca va a desaparecer de mi corazón. Este horrible nudo en la garganta, y el miedo al cambio, esas cosas que marcan un punto, cierran etapas, y que son irreversibles. Este maldito rencor que quema dentro mio. Estas lágrimas que llevan odio y todas mis contradicciones.
Tan típico en mi, que lo escribo en un blog.
Soy patética.
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